Soy una fan de las revistas de decoración. Al igual que -supongo- los hombres que compran revistas con mujeres desnudas yo fantaseo con las fotos de casas de desconocidos, con sus paisajes interiores y exteriores.
No puedo evitarlo.
Se que jamas tendré una finca de millones de metros cuadrados de jardín, ni tendré un duplex de diseño ultramoderno, ni atesoro piezas antiguas heredadas de un antepasado embajador en la India -por decir algo exótico-. Y a pesar de eso me encanta mirarlas. Perderme en esas cuidadas fotos, con su estilismo y su falsa naturalidad. Me relajan como si fuera a una sesión de yoga.
Pues bien: puedo afirmar sin temor a equivocarme que todos los estilistas que siempre me han dejado maravillada no tienen ni idea del efecto de los niños sobre la decoracion.
Yo tenia una casa acabada de reformar, toda bonica y -en mi humilde opinión- con un estilo bastante decente si tenemos en cuenta la principal restricción a la que se enfrentan el 99% de los mortales en el momento de montar su casa: la falta de dinero (que limita el tamaño de la vivienda, las posibilidades de compra de muebles y el tiempo para organizar toda la cosa).
Y después de la llegada de Mi Ch todo se ha ido al traste. Al principio por toda la parafernalia de recién nacido que invadió mi habitación, el cuarto de baño, la cocina, .... Después la cosa ha sido menos llamativa pero mas dramática. Como en una inundación todo lo que este a una altura no superior al metro y medio ha quedado marcado por su presencia. El salón se ha convertido en su ludoteca. Y todos los bajos de los muebles están llenos de muñecos, juguetes y demás. En los mas altos se agolpan las cosas con mayor o menor fortuna.
Las paredes de toda la casa muestran los estragos de sus pinitos en el noble arte de la pintura (es decir rallajos a diestro y siniestro). Durante algún tiempo pude borrarlos ya que la pintura lo permitía pero en algunas paredes ya se puede ver zonas en que reparecido el color que tenia antes de la reforma. Toooodas las puertas de la cocina con cierres de seguridad. Que pueden ser seguros pero son un coñazo para abrirlos y además no pegan mucho con el estilo tradicional y "casero" que siempre había querido darle a ese espacio de la casa que yo considero tan importante.
Mi dormitorio se ha convertido en la habitación de los trastos. Que acabo de recoger la ropa tendida? Sobre mi cama se queda. Que llego con bolsas de la compra y tengo que hacer la cena, pues las aparco junto a la mesita de noche para cuando se vaya a dormir Mi Ch y pueda abrir los armarios sin que el macaco empiece a inspeccionar los interiores a ver que puede rampiñar.
Por no hablar de todas las cosas que hemos tenido que eliminar por seguridad (a veces de Mi Ch y otras de las propias piezas).