29 de abril de 2013

Salir al campo

Lo bueno de un blog amateur es que si te da por estar una semana larga sin escribir nada no pasa .... nada.

Me quedé con bloqueo mental por culpa de una entrada que empecé y no sabía como acabar de cerrar. Era el típico de "urbanita sale al campo y se sorprende de que hay mundo más allá del asfalto" pero no había manera...

Tenía una grave sensación de "dejà vú", pues esta salida la hacemos cada año desde que nació Mi Churrumbel (Mi Ch). Nunca es al mismo sitio y nos sirve para cambiar la rutina de ir a la casa que tenemos en la Costa Brava. Así que una vez al año intentamos hacer una escapada antes de inaugurar la temporada de verano. Podeis leer la del año pasado en En el campo.



A diferencia de esas familias que parece que les falta tiempo para ir de un lado para otro con la progenie a visitar el mundo yo tengo la anticuada idea que las salidas se han de hacer a medida de los peques y no adaptar a los peques a nuestras medidas.

Inciso 1:

No hay nada que fastidie más a un adolescente que le digamos: pero si tu ya fuiste a .... pongase ciudad,montaña o país aquí .... cuando eras pequeño!! Mira que gracioso estabas en esta foto!

La cara de asco y la respuesta está asegurada: -No me acuerdo de nada..... Ese viaje no cuenta!

Después de cargar con todo tipo de trastos para hacerle la salida más llevadera, aguantar lloros por la noche porque no se acaba de adaptar a la cuna, diarrea que te crío por el cambio de aguas y demás aventurillas (sin contar con las propias de un viaje) que uno reciba -años después- esa respuesta te debe doler un poquito, digo yo, vamos.

Inciso 2: 

La manía viajera. Antes (vale hace un par de siglos, cierto, pero es que una estudió historia y no puede evitarlo). La gente no viajaba. Digo la gente en general. Había los niños bien que si eran ingleses hacían el Gran Tour (visitar un poco europa para acabar de "pulirse") y los viajeros religiosos (a alguien le suena el Camino de Santiago, don't you?).

Pero con la llegada del vapor, el tren, el coche y luego el avión (vamos adelantando por el siglo XIX, XX y ahora el XXI) todo se pone al alcance de la mano. Quien no viaja es un paleto agarrado al terruño. Hay que ver mundo (a veces desde un resort que hay quien dice que ha estado en ....... y luego resulta que no ha salido de los límites del hotel-playa-buffet-libre) sí o sí.

Pero viajeros, verdaderos viajeros son pocos. Hoy lo que hay son órdas de turistas. Como los vikingos (sorry por la mención pero estoy viendo la serie y no puedo evitar la comparación) allí donde van arrasan con paisaje, costumbres y sistema económico hasta convertirlo en parques temáticos.

Y de eso sé mucho que vivo en las afueras del "parque temático Barcelona".

Fin del inciso:

Lo dicho. Me gusta pensar que las salidas que hacemos son adaptadas a su edad y las actividades que hacemos también. Eso significa:

1.- Nos desplazamos en relación a su capacidad de desplazarse: Es decir poquito. Planteamos visitar un pueblo y alrededores. Nada de largas horas en aeropuertos, horas dentro del coche y otros agobios en general. Turismo de proximidad (más ecológico).


2.- Nada de ciudades: A sus ojos el asfalto es asfalto y un montón de casas un montón de casas.

3.- Libertad de horarios y espacio: Nada de hoteles. Apartamento (la casa fuera de casa). Cocina propia para seguir con las rutinas habituales. Nosotros no somos de cámping pero también me parece una opción de lo más apetecible.

4.- Actividades a su medida: Jugar en el parque sin prisa es todo un lujo. Nada de estres ni pensar en la agenda del día. Darnos todos un descanso del corre-que-te-pillo diario. Pasear por la montaña por un camino fácil. Si se hace 500 metros como 4 kilómetros.

Gualba con las montañas del Montseny al fondo.

Su capacidad física es limitada. Así que nos adaptamos a él. No hay nada más triste que ver a padres guía en mano a la caza del edificio, museo,...  carreteando a críos dormidos de agotamiento en carritos, mochilas y similares.

Fue un finde para desconectar. Montaña, silencio, ritmo pausado. Río, bichos del río (moscas, babosas, ...), flores de variados colores, un castillo que nos fue al pelo para aprovechar que en el cole de nenes están trabajando con el mito de Sant Jordi. Jugar a la pelota hasta que se tiró en el suelo con la lengua fuera de tanto correr.

Riera de Gualba
Para nosotros, encender la chimenea por la noche, ver una peli en el PC. Cenar con el ruido de los árboles centenarios que rodeaban la casa meciendose al viento de la noche. Darnos fiesta y no correr.

Y eso fue todo. Nada exótico. Todo descubrimiento y aventura con Mi Ch de 3 añitos.


2 comentarios:

  1. pues tienes toda la razón. yo hay un montón de viajes que no recuerdo y mis padres empeñados en que "ya estuve". sí, estuve, en cuerpo pero no en mente...
    parece que fue un fin de semana de disfrutar a tope, me alegro :)

    ResponderEliminar
  2. Es que a la edad de nuestros pequeñuelos lo mejor es estar con la naturaleza. A mi hijo también le encantan los días de campo, ver (y tocar si se puede) a los animales, salir un poco de la rutina...
    La verdad es que andar en la ciudad no es tan atractivo, supongo que porque los limitamos un poco "no corras, dame la mano para cruzar la calle, no toques tal cosa", etc. Así que también para uno es genial descansar del "no..."

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...